La decisión de la Corte Internacional de Justicia, tomada de manera unánime que retira de la soberanía Colombiana dos tercios de su territorio marítimo, aproximadamente 75.000 kilómetros cuadrados de riqueza marina que ahora son de patrimonio Nicaragüense, representa una de las derrotas internacionales más relevantes en las últimas décadas, producto de la estrategia reaccionaria de Colombia y la poca importancia que se le concedió a los argumentos de histórico ejercicio de soberanía sobre estos territorios. Extraña por demás advertir, coincidencias entre las políticas de concesión de exploración y explotación gasífera e ictiológica, que otorga Nicaragua en la zona asignada, y los contrastes de la postura Colombiana de protección de dicho espacio declarado por la UNESCO como reserva de Biosfera. En este punto, la protección de la riqueza marina yacente en dicho espacio territorial de patrimonio Universal, podría ser uno de los argumentos para la consecución de colaboració
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