Tal como lo anticipábamos, la tan criticada y vilipendiada reforma a la justicia colombiana, discutida por amplios sectores, en especial por la academia y finalmente declarada como “non grata” por multitudes de ciudadanos, fue aprobada por nuestros “honorabilísimos” representantes, la dictadura de las mayorías manipuladas por los intereses personales y la hipocresía burocrática, hizo de las suyas, una vez más, la democracia y el debate cedieron ante el cinismo, la Constitución fue de nuevo vulnerada, la Carta Política que una vez fue la esperanza de la paz y el progreso, se convirtió en instrumento de impunidad. No importaron los “estrictos” requisitos necesarios para proferir un acto constitucional reformatorio de esta naturaleza: ocho debates, una legislatura, nada, nada importa, cuando nuestros “representantes” son títeres de conveniencia. La tan anunciada reforma eso sí buscó atar con prebendas a las máximas cortes, los únicos que por ahora pueden hacerla tambalear, esperamos,
Un espacio de confrontación con los temas de actualidad.